miércoles, 30 de octubre de 2013

Capítulo 3

- ¡Eva! ¡Guapa! - me grita una voz a mis espaldas en el patio del instituto. Me giro y los veo. Alberto y Sergio. Alberto es de un curso superior. Es bajito y guapo. Tiene el pelo corto y castaño claro a juego con sus ojos marrones. Lleva una camiseta negra de tirantes que marca sus delgados brazos. Es un chico atrevido, ligón, bromista y alegre. A su lado está Sergio, es de mi clase, aunque me saca dos años. Me mira con sus preciosos ojos verdes. Toca la guitarra y canta. Es un chico bastante sensible, que muestra sus sentimientos, normalmente sin miedo, con naturalidad. Aunque con las chicas es algo tímido, lo que hace que pierda muchas oportunidades. Son unos chicos estupendos, mis amigos. Siempre que pueden quedan con Judith, Cris y conmigo y juntos hacemos de las nuestras. Les sonrío ampliamente y me acerco a ellos. Sergio me da dos besos tímidamente y Alberto me intenta alzar por los aires abrazándome. A continuación saludan a Judith y a Cris con dos besos.
- Eva, ¡aún me debes una cosa eh! - me dice Alberto guiñándome un ojo. Le pongo una de esas miradas asesinas, aunque lo único que consigo es que se eche a reír. Un día, no sé cómo, consiguió que le prometiese un beso... Y cada vez que me ve me lo recuerda. Pero si de verdad lo quiere, que espere sentado... Alberto mira a Sergio y le saca la lengua, como un niño pequeño y sigue riéndose sin parar. No entiendo que le hace tanta gracia, aunque Cris también se ríe disimuladamente. Judith y yo nos miramos sin comprender nada. Me encojo de hombros y me siento en un banco mientras me como un pequeño bocadillo. Cris y Judith se sientan junto a mí, mientras los chicos comienzan a pegarse y a reírse como dos críos. Suena el timbre que indica el final del recreo y nos encaminamos a clase. Sergio corre y se pone a andar a mi lado.
- Eva, ¿hoy has venido andando? - me pregunta mirando al suelo. Le miro y asiento con la cabeza.
- Si, ¿por qué? - le pregunto curiosa.
- No, por nada... Es que se me había ocurrido que como hace frío quizás podría llevarte en la moto, mas rápido, así además te doy una vuelta para que veas lo bien que la conduzco ya - me dice dejando entrever una pequeña y tímida sonrisa.
- Oh, ¡me parece perfecto! - le digo sonriendo mientras me siento en mi pupitre. Sergio me sonríe y se aleja a su sitio.
- Ten - Sergio me extiende un casco rojo que me pongo de inmediato mientras él se pone el suyo, uno de color negro. Monta en la moto y me mira esperando a que suba. Lo hago y me aferro fuerte a su cuerpo. Arranca y corre por las calles mojadas de Madrid.
- ¿Te parece que demos una vuelta antes de volver a casa? - me pregunta gritando para que le escuche.
- Vale.
Acelera y gira hacia la derecha, por una calle que no conozco. Ya no llueve, aunque el cielo sigue negro. Sergio sigue conduciendo rápido por las calles, no sé ni donde estamos, pero tampoco me importa. De repente frena y para la moto. Espera que me baje y a continuación él hace lo mismo y se quita el casco.
- Sígueme, vamos - me dice con su típica sonrisa tímida. Lo hago y camino a su lado, en silencio, mientras me lleva a un pequeño parque. Todo está verde, parece que aquí fuese primavera. A la izquierda hay una pequeña cúpula donde vamos a sentarnos, ya que es el único lugar seco del parque.
- Vaya, es un sitio precioso, ¿eh? - le digo mirando todo cuanto tengo alrededor. Él sonríe y asiente.
- Mi abuela me traía cuando era pequeño y ahora intento venir al menos una vez a la semana. Me encanta este lugar - me cuenta con la mirada perdida, a saber en qué viejos recuerdos de su infancia. Le miro y sonrío. Llevamos desde que yo tenía 8 años siendo amigos, y sigue tan tímido como siempre, evitando mi mirada. De repente vuelve a llover, nos miramos, nos reímos y corremos a la moto. Me lleva lo más rápido que puede a casa. Aparca la moto justo enfrente del portal, aunque baja y me acompaña a la puerta.
- Oye Eva... - me susurra mirando al suelo.
- ¿Si? - me doy la vuelta y le miro.
- Tú y yo siempre estaremos juntos, ¿verdad? Pase lo que pase... ¿No? - me pregunta sin dejar de mirar al suelo.
- Mmm ¡claro! ¿Por qué lo dices? ¿Pasa algo Sergio? - le digo preocupada.
- Oh no, nada importante solo que... - parece nervioso, me mira a los ojos e intenta sonreír. - ¿Podemos pasar al portal? Me estoy empapando. - me dice señalando su chaqueta. Sonrío y abro la puerta, entramos y nos sentamos en las escaleras. Le miro esperando saber qué es lo que pasa. Él juega con la cremallera de su chaqueta, algo nervioso. Entonces alza la mirada y me mira a los ojos. Sonríe, sonrío. Y rápidamente se acerca a mí y me roba un beso. Se separa apenas unos centímetros para ver mi reacción, me mira a los ojos, aún más nervioso que antes. Apenas me muevo, no sé qué hacer, cómo reaccionar ante esto, no me lo esperaba. Le miro a los ojos y veo que sonríe, intento hacer yo lo mismo pero creo que fracaso, aunque vuelve al ataque y me besa. Lo hace dulcemente, aunque inseguro, con miedo. Poco a poco me separo de sus labios.
- Tengo que subir - le digo en un susurro mientras me pongo de pie.
- Oh, sí, claro - me dice rascándose la nuca y mirando al suelo. - Eh… Hasta mañana - me dice serio. Le sonrío y echo a correr escaleras arriba, oigo la puerta del portal cerrarse y me detengo en mitad de las escaleras. Asombrada, sin entender aún muy bien qué es lo que ha pasado. Y sin entender menos todavía lo que yo he sentido. Sacudo la cabeza intentando despejarme y subo lentamente las escaleras. Recuerdo cada tarde con Sergio, todos esos momentos juntos, todos esos años que llevamos siendo amigos. ¿Desde cuándo lleva sintiendo por mi algo más que amistad? Confusa abro la puerta de casa.
- Ya estoy aquí - anuncio. Voy a mi cuarto y me encierro allí, para pensar lo sucedido. Enciendo el portátil y me conecto al tuenti. No hablo a nadie, no me apetece, simplemente intento buscar una respuesta a lo ocurrido, ni siquiera me he apartado cuando me ha besado por primera vez, es más, me gustó, en el fondo besa bien. Sonrío para mis adentros y vuelvo a sacudir la cabeza. ¿Qué es lo que me pasa? De repente alguien me habla. Es Sergio.
"Siento si lo de antes te ha molestado"
"Oh Sergio, no pasa nada, enserio. Me tengo que ir, adiós"

Me desconecto rápidamente. Tengo miedo. No sé qué decirle. No sé cómo reaccionar. Ni si quiera sé si volvería a dejarme besar por él. Me tumbo en la cama y suspiro. Al poco rato me quedo dormida. Ni siquiera ceno ese día, duermo hasta la mañana siguiente. 

6 comentarios:

  1. está muy bien la historia, escribes muy bien :).

    ResponderEliminar
  2. qué bonito lo del beso :). me encanta.

    ResponderEliminar
  3. Cuando publicaste en tu primer blog, me quede encantada con tus historias. Las he leidos unas 5 veces, y aun sigo muy sorprendida... Recomende la pagina a mis amigas y solo hablan de eso en mi colegio. ME ENCANTA esta historia, en algunas partes me identifico. y bueno, solo te digo que sigas asi, si usas esto como profesion: te veo con un Gran Futuro. ~ Apoyo desde Republica Dominicana :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaaaya... jo muchísimas gracias! Comentarios así son los que me dan las ganas para seguir escribiendo, me alegro de que os guste tanto a todas! Muchas gracias de verdad. Un besito Carminne :)

      Eliminar
  4. wapiii!!!! :) que no me deja hablarte por Twitter no sé por qué jeje mi blog es http://caminandoentrelorealyloficticio.blogspot.com.es/
    Me da cosita porque aún no tengo gran cosa pero bueno poco a poco :)
    Ahora leo lo que has escrito y te sigo!! XD

    ResponderEliminar