- ¡Eva! ¡Guapa!
- me grita una voz a mis espaldas en el patio del instituto. Me giro y los veo.
Alberto y Sergio. Alberto es de un curso superior. Es bajito y guapo. Tiene el
pelo corto y castaño claro a juego con sus ojos marrones. Lleva una camiseta negra
de tirantes que marca sus delgados brazos. Es un chico atrevido, ligón, bromista
y alegre. A su lado está Sergio, es de mi clase, aunque me saca dos años. Me
mira con sus preciosos ojos verdes. Toca la guitarra y canta. Es un chico
bastante sensible, que muestra sus sentimientos, normalmente sin miedo, con
naturalidad. Aunque con las chicas es algo tímido, lo que hace que pierda
muchas oportunidades. Son unos chicos estupendos, mis amigos. Siempre que
pueden quedan con Judith, Cris y conmigo y juntos hacemos de las nuestras. Les sonrío
ampliamente y me acerco a ellos. Sergio me da dos besos tímidamente y Alberto
me intenta alzar por los aires abrazándome. A continuación saludan a Judith y a
Cris con dos besos.
- Eva, ¡aún
me debes una cosa eh! - me dice Alberto guiñándome un ojo. Le pongo una de esas
miradas asesinas, aunque lo único que consigo es que se eche a reír. Un día, no
sé cómo, consiguió que le prometiese un beso... Y cada vez que me ve me lo
recuerda. Pero si de verdad lo quiere, que espere sentado... Alberto mira a
Sergio y le saca la lengua, como un niño pequeño y sigue riéndose sin parar. No
entiendo que le hace tanta gracia, aunque Cris también se ríe disimuladamente.
Judith y yo nos miramos sin comprender nada. Me encojo de hombros y me siento
en un banco mientras me como un pequeño bocadillo. Cris y Judith se sientan
junto a mí, mientras los chicos comienzan a pegarse y a reírse como dos críos.
Suena el timbre que indica el final del recreo y nos encaminamos a clase.
Sergio corre y se pone a andar a mi lado.
- Eva, ¿hoy
has venido andando? - me pregunta mirando al suelo. Le miro y asiento con la
cabeza.
- Si, ¿por
qué? - le pregunto curiosa.
- No, por
nada... Es que se me había ocurrido que como hace frío quizás podría llevarte
en la moto, mas rápido, así además te doy una vuelta para que veas lo bien que
la conduzco ya - me dice dejando entrever una pequeña y tímida sonrisa.
- Oh, ¡me
parece perfecto! - le digo sonriendo mientras me siento en mi pupitre. Sergio
me sonríe y se aleja a su sitio.
- Ten -
Sergio me extiende un casco rojo que me pongo de inmediato mientras él se pone
el suyo, uno de color negro. Monta en la moto y me mira esperando a que suba.
Lo hago y me aferro fuerte a su cuerpo. Arranca y corre por las calles mojadas
de Madrid.
- ¿Te parece
que demos una vuelta antes de volver a casa? - me pregunta gritando para que le
escuche.
- Vale.
Acelera y
gira hacia la derecha, por una calle que no conozco. Ya no llueve, aunque el
cielo sigue negro. Sergio sigue conduciendo rápido por las calles, no sé ni
donde estamos, pero tampoco me importa. De repente frena y para la moto. Espera
que me baje y a continuación él hace lo mismo y se quita el casco.
- Sígueme,
vamos - me dice con su típica sonrisa tímida. Lo hago y camino a su lado, en
silencio, mientras me lleva a un pequeño parque. Todo está verde, parece que aquí
fuese primavera. A la izquierda hay una pequeña cúpula donde vamos a sentarnos,
ya que es el único lugar seco del parque.
- Vaya, es
un sitio precioso, ¿eh? - le digo mirando todo cuanto tengo alrededor. Él
sonríe y asiente.
- Mi abuela
me traía cuando era pequeño y ahora intento venir al menos una vez a la semana.
Me encanta este lugar - me cuenta con la mirada perdida, a saber en qué viejos
recuerdos de su infancia. Le miro y sonrío. Llevamos desde que yo tenía 8 años
siendo amigos, y sigue tan tímido como siempre, evitando mi mirada. De repente
vuelve a llover, nos miramos, nos reímos y corremos a la moto. Me lleva lo más rápido
que puede a casa. Aparca la moto justo enfrente del portal, aunque baja y me
acompaña a la puerta.
- Oye Eva...
- me susurra mirando al suelo.
- ¿Si? - me
doy la vuelta y le miro.
- Tú y yo
siempre estaremos juntos, ¿verdad? Pase lo que pase... ¿No? - me pregunta sin
dejar de mirar al suelo.
- Mmm ¡claro!
¿Por qué lo dices? ¿Pasa algo Sergio? - le digo preocupada.
- Oh no,
nada importante solo que... - parece nervioso, me mira a los ojos e intenta sonreír.
- ¿Podemos pasar al portal? Me estoy empapando. - me dice señalando su
chaqueta. Sonrío y abro la puerta, entramos y nos sentamos en las escaleras. Le
miro esperando saber qué es lo que pasa. Él juega con la cremallera de su
chaqueta, algo nervioso. Entonces alza la mirada y me mira a los ojos. Sonríe, sonrío.
Y rápidamente se acerca a mí y me roba un beso. Se separa apenas unos centímetros
para ver mi reacción, me mira a los ojos, aún más nervioso que antes. Apenas me
muevo, no sé qué hacer, cómo reaccionar ante esto, no me lo esperaba. Le miro a
los ojos y veo que sonríe, intento hacer yo lo mismo pero creo que fracaso,
aunque vuelve al ataque y me besa. Lo hace dulcemente, aunque inseguro, con
miedo. Poco a poco me separo de sus labios.
- Tengo que
subir - le digo en un susurro mientras me pongo de pie.
- Oh, sí,
claro - me dice rascándose la nuca y mirando al suelo. - Eh… Hasta mañana - me
dice serio. Le sonrío y echo a correr escaleras arriba, oigo la puerta del
portal cerrarse y me detengo en mitad de las escaleras. Asombrada, sin entender
aún muy bien qué es lo que ha pasado. Y sin entender menos todavía lo que yo he
sentido. Sacudo la cabeza intentando despejarme y subo lentamente las
escaleras. Recuerdo cada tarde con Sergio, todos esos momentos juntos, todos
esos años que llevamos siendo amigos. ¿Desde cuándo lleva sintiendo por mi algo
más que amistad? Confusa abro la puerta de casa.
- Ya estoy aquí
- anuncio. Voy a mi cuarto y me encierro allí, para pensar lo sucedido.
Enciendo el portátil y me conecto al tuenti. No hablo a nadie, no me apetece,
simplemente intento buscar una respuesta a lo ocurrido, ni siquiera me he
apartado cuando me ha besado por primera vez, es más, me gustó, en el fondo
besa bien. Sonrío para mis adentros y vuelvo a sacudir la cabeza. ¿Qué es lo
que me pasa? De repente alguien me habla. Es Sergio.
"Siento
si lo de antes te ha molestado"
"Oh
Sergio, no pasa nada, enserio. Me tengo que ir, adiós"
Me
desconecto rápidamente. Tengo miedo. No sé qué decirle. No sé cómo reaccionar.
Ni si quiera sé si volvería a dejarme besar por él. Me tumbo en la cama y
suspiro. Al poco rato me quedo dormida. Ni siquiera ceno ese día, duermo hasta
la mañana siguiente.